En la terraza de una casa, donde vivía una señora ya algo mayor, colgaba la jaula de un perico que era quien le alegraba los días a la anciana.
Un día el perico comenzó a gritar a los cuatro vientos, sin que nadie se lo enseñara:
- ¡¡¡ Fuera Peña Nieto !!! ¡¡¡ Fuera Peña Nieto !!!
La anciana no le daba importancia, pero le divertía mucho escucharlo gritar. Es señal de que esta sano decía.
Si embargo esto llego a oídos del comité del partido, quienes de inmediato se dirigieron al lugar. Oh, que gran enojo sufrieron los humildes, honestos, mas que honrados y siempre serviciales partidistas, que de inmediato tocaron furibundos la puerta de la casa, mientras en la terraza el perico seguía gritando.
- ¡¡¡ Fuera Peña Nieto !!! ¡¡¡ Fuera Peña Nieto !!!
Cuando la ancianita abrió la puerta, de inmediato la increparon.
- ¡ Si no calla usted a su perico, le demandaremos !
- ¡ Solo calumnias dice su perico !
- ¡ Ese perico merece la pena capital !
- ¡ Le haremos juicio y le llevaremos a prisión !
Todo esto y más le decían a la pobre anciana, quien asustada cerro la puerta y se dirigió a la terraza para cubrir con una toalla la jaula del perico, para así tratar de ahogar los gritos del ave.
Esa noche la anciana no pudo dormir, pensando en que hacer con su perico, ese que le alegraba la vida hoy le traía desgracias. Decidida, al día siguiente visitaría al padre de su parroquia.
- Padre, vengo a pedirle consejo y ayuda.
Después de contarle lo sucedido, el padre le contesta.
- Hija mía, tengo yo un perico también, este ha aprendido a rezar, ya que siempre me escucha cuando estoy orando, ha aprendido el padre nuestro, el ave maría y el credo. Trae a tu perico, quizás el mio le enseñe a orar y tu problema se resuelva.
Así lo hizo la anciana, le llevó al padre su perico tan querido.
Transcurridos quince días, la anciana le pregunta al padre por su perico, quien poco convencido le responde:
- Hija, creo que ha salido peor el remedio que la enfermedad.
- Padre, ¿pero por que dice eso? ¿qué ha pasado con mi perico?
- Hija, será mejor que lo veas por tus propios ojos.
Al entrar al patio donde el padre tenía ambas jaulas, el perico de la anciana seguía gritando a los cuatro vientos:
- ¡¡¡ Fuera Peña Nieto !!! ¡¡¡ Fuera Peña Nieto !!!
A lo que el perico del padre le respondía:
- Te rogamos señor. Te rogamos señor.
Saludos
AC
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